miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 9, parte 3


––Parece que detrás de toda esta historia hay mucho más que una empresa religiosa intentando dominar el mundo ––dijo Amanecer con un suspiro, mirando a Kati, que había enterrado su rostro en el pecho de Ares y lloraba débilmente.
––Bah, ¡qué importará! Una empresa, un diosecillo rencoroso… ––gruñó Roca.
––No le quites importancia al asunto. En el universo existe un equilibrio muy delicado, que se ha vuelto aun más delicado con nuestra llegada y la de nuestros dioses a este mundo. Ahora sólo falta un elemento desestabilizador como un diosecillo rencoroso, como tú lo llamas, para que haya un auténtico Apocalipsis.
––¡Bobadas!
––No tanto.
––Y dime, clérigo. Si todo este asunto es tan importante… ¿por qué los dioses no han mandado a uno de sus siervos para exterminar a ese culto?
––Porque nuestros dioses no pueden mandar a seres semidivinos al mundo terrenal así como así. Y menos para llevar a cabo una purga con gente que lleva tantos siglos en este mundo que sólo se les puede considerar como autóctonos. No creo que al dios de este mundo le haga demasiada gracia eso.
––¿Y qué puede un dios solitario contra todo un panteón de divinidades?
––Mucho, si tenemos en cuenta que el poder de cada dios va en función de su número de fieles, y que ese único dios tiene a todos los autóctonos de este mundo creyendo en él mientras que los nuestros sólo tienen a pequeños grupos de fieles dispersos… Aun uniéndonos todos seguiríamos siendo demasiado poco numerosos como para que representáramos una amenaza para él.
––Ya, ¿y qué hay del diosecillo? ¿Acaso tiene fieles suficientes como para ser considerado siquiera una amenaza?
––No, y eso es lo que no entiendo. Morfedius nunca tuvo suficientes fieles en ningún momento, y dudo que una vez llegado a este mundo consiguiera demasiados adeptos, teniendo en cuenta que aquí hay un único dios y que éste tenía el monopolio de todos los fieles.
––Creo que te equivocas, Amanecer ––dijo PF desde la esquina donde se había puesto a traquetear con su ordenador.
––¿Por qué?
––Morfedius era un dios maligno, ¿verdad?
––Sí, así es. Se le podría considerar malvado.
––Pues entonces está claro. El dios de este mundo es una especie de dios benigno que a veces tiene arranques de mala leche ¿verdad? Al menos, eso es lo que dicen las sagradas escrituras, sobre todo las más antiguas ¿me equivoco?
––No te equivocas. Pero no veo dónde quieres ir a parar.
––Amanecer, realmente a veces eres un poco corto ––intervino Sombra mientras entraba por la puerta, desprendiendo un aura bastante siniestra que no se iría hasta un par de horas después ––. ¿De veras crees que toda la gente de este mundo adoraría a un dios benigno? Siempre hay un filón de gente malvada que no seguiría esa clase de religión de ningún modo. Para eso está el Diablo. Puede que en este mundo en ningún momento existiera y fuera sólo una amenaza para que las ovejas no se apartaran del redil, o que ciertamente fuera una criatura semidivina que se rebeló contra su señor. Lo que está claro es que, aunque hubiera existido en algún momento, ninguna criatura semidivina puede con un dios, por débil que este sea. Dudo mucho que Morfedius dejase pasar la oportunidad de convertirse en el único dios maligno de este mundo.
––¿Estás insinuando que Morfedius es el Diablo?
––Bueno, desde luego, de estar en su pellejo, yo no lo habría dudado ni un segundo. Y si no lo es, entonces no hay de qué preocuparse, porque entonces es realmente el diosecillo maligno más estúpido que ha existido nunca.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Capítulo 8, parte 5


—Alguna vez tendrás que salir, princesa —dijo Ares sentándose en el suelo, tras un buen rato intentando hacer razonar a Kati —. ¿Qué querías que hiciera?
—¡Negarte!
—¡Negarme! Kati, yo no tengo derecho a negar nada a nadie.
—Eres el líder.
—Exactamente. El líder de la banda, no el amo y señor de mis hombres.
—¡No tenía derecho a hacer eso!
—Es un nigromante, Kati, que no te distraiga su apariencia cortés. Los nigromantes trabajan con cadáveres.
—¡Afrodita no estaba muerta!
—Su alma no estaba en su cuerpo, Kati. Estaba viva sólo de nombre. ¿Qué pretendías que hiciéramos con el cuerpo? ¿Que lo enterráramos vivo o que cargáramos con él y le mantuviéramos como si fuera posible hacer que el alma regresara?
Kati se quedó en silencio un buen rato y finalmente abrió la puerta con los ojos hinchados por el llanto.
—No me parece bien.
—Ya lo sé, princesa —dijo abrazándola con fuerza y limpiando sus lágrimas con una suave caricia —. Pero hay que tener la mente abierta en todo lo que respecta a Sombra. Y debo decirte que es mucho mejor eso que un cadáver putrefacto.
Kati se estremeció entre sus brazos y enterró la cara en su amplio pecho. PF llegó al rato y Ares, que aun tenía cosas que hacer, dejó a su seleen inima con ella, sin pensar en que la hacker no era conocida, precisamente, por frenar su lengua.
—Ya sé que no te gusta la idea, pero el cadáver sigue con vida, Kati, si es que eso te sirve de consuelo. Hay que reconocerles a Roca y a Sombra su increíble avance técnico. No es un robot ¡Es un androide! ¿Te das cuenta de lo que eso significa para la ciencia? Es posible que, con el tiempo y la debida investigación, se pueda llegar a un avance impresionante. ¿Te imaginas? ¡Robots con cerebro humano, y que además apenas necesitan consumir comida ni agua!
—Realmente, PF, no me apetece hablar de eso ahora mismo.
—Aunque claro —la ignoró la hacker, perdida en la infinidad de posibilidades que tenía el invento—, estamos hablando de un arma nunca vista antes, y podría llevar a una guerra. Y más teniendo en cuenta que esa cosa es casi indestructible. Sí, sería mejor que no se realicen esos avances, aunque dudo que Roca llegue a desvelar el secreto sobre cómo lo hizo. Qué rabia me da que no me haya dejado quedarme para ver cómo lo despertaba. Realmente es brillante: inserta un espíritu poderoso que no le habría hecho caso de otro modo en el robot y le permite sentir lo que es estar vivo otra vez a cambio de sus servicios.
—¡PF! —la interrumpió Kati, justo en el momento en el que se encendieron varias luces rojas y saltó la alarma —. ¿Qué pasa?
—¡No lo sé, pero tenemos que dirigirnos a la sala de armas cuanto antes?
Ambas corrieron hasta reunirse con sus compañeros y se encontraron con un desaliñado Sombra agarrándose con una mueca de dolor el brazo derecho.
—¿Qué ha ocurrido?
—Aquí, el super nigromante, que ha convocado un poder que no es capaz de manejar y se ha hecho con el control del androide —gruñó Roca.
—¿No podéis desconectarlo?
—Al parecer, a cierto mecánico que se cree un genio se le olvidó insertar un botón o un mecanismo de desconexión externa —repuso Sombra mientras Amanecer examinaba su brazo y comenzaba un conjuro de curación. En ese momento Ares entró en la habitación con cara de preocupación y dijo:
—He conseguido encerrarle, pero no sé cuánto tardará en encontrar un modo de salir.
—Y entonces, ¿qué hacemos?
—Habrá que llamar a mi maestra —dijo Sombra con una mueca.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Capítulo 8, parte 4


La nueva base era tan similar a la anterior que Kati casi se sentía como si hubiera retrocedido en el tiempo, aunque esta vez la habitación de Ares —que ahora también era la suya— había sido ampliada para que cupieran ambos con cierta comodidad.
Los miembros de la banda tardaron apenas una hora en desempaquetar sus pertenencias y hacer vida normal. Nada más acabar de instalarse, PF había comenzado a programar el sistema mientras Roca y Ares hacían una ronda para comprobar que todas las trampas y defensas estaban a punto. A la par, Amanecer y Sombra realizaban los hechizos de protección oportunos y escondían mágicamente la base a los ojos indiscretos con total eficiencia.
En menos de dos horas, la base estaba totalmente operativa, con unas defensas muchísimo mejores que la anterior, y el grupo se reunió al poco rato en la sala principal para comentar todo lo que habían hecho y evitar así posibles desgracias por faltas de precaución de sus compañeros. Sombra, con cierta expresión de regocijo que todos conocían ya demasiado bien como para fiarse, pidió permiso a Ares para preparar una sorpresita a los visitantes indeseados y todos le miraron susceptibles.
—No me miréis así. Al parecer, nadie se dio cuenta de que hay un antiquísimo campo de batalla cerca de aquí y me parece apropiado que los intrusos sean recibidos por un comité de bienvenida esquelético.
—Bah, tonterías. La última vez que convocaste un ejército de no muertos esos idiotas comenzaron a andar en círculos y a engancharse unos con otros y no hubo forma de que ayudaran.
—Pero esta vez tengo más experiencia y un arma secreta, si es que has tenido a bien hacer lo que te pedí —dijo Sombra en tono jocoso.
El enano refunfuñó mientras se iba a uno de los aerodeslizadores que no habían descargado y volvió al cabo de un rato transportando una enorme caja en un palé electrónico. Kati lo miró con curiosidad, percibiendo alguna clase de ser vivo dentro, y observó horrorizada cómo el nigromante abría la caja, mostrando a todos lo que parecía un inmenso robot, y comenzaba a explicarles que esa horrenda máquina le ayudaría a realizar sus hechizos con mayor eficacia.
—¡Es el cadáver de Afrodita! —exclamó Kati acusadora conteniendo las ganas de vomitar. Todos miraron a Sombra y a Roca, que no lo negaron, y PF se volvió hacia Kati.
—¿Me estás diciendo que ese robot es un cadáver? —preguntó la hacker algo asqueada. Kati asintió con la cabeza y se volvió hacia Ares justo a tiempo para verle mover los labios dirigiéndose hacia el elfo, vocalizando algo así como “dijiste que no se enteraría”.
—¿Tú lo sabías? —preguntó atónita a su seleen inima. El semielfo asintió con la cabeza, encogiéndose de hombros, y Kati, furiosa, sólo pudo correr a encerrarse en su habitación y meter la cabeza en el retrete antes de vaciar el estómago

miércoles, 19 de octubre de 2011

Capítulo 8, parte 1


La estancia con los bárbaros resultó ser más fructuosa para Kati de lo que lo habían sido los entrenamientos con Amanecer y Sombra. Los poderes clericales, al venir de los dioses, entraban en conflicto directo con la naturaleza Myslríká de Kati, mientras que las adivinaciones de Sombra, al estar basadas en los conocimientos de los espíritus de los muertos, los cuales dependían en cierto modo de sus dioses, tampoco habían surtido ningún efecto. La naturaleza de la magia chamánica, poco conocida por las razas extraterrestres más poderosas y “civilizadas“ (humanos, elfos, halflings y enanos) pero muy extendida entre las demás razas inteligentes (orcos, goblins y bárbaros) estaba basada en los antiguos espíritus de la naturaleza, llamados tótems, cuyos orígenes llegaban al principio de los tiempos, puede que incluso a la época en que los dioses aun no existían. Además, muchos de los Myslríká habían tenido contacto directo con esos mismos tótems y por tanto se habían nutrido mutuamente de conocimientos.
Gracias a ello, y al tótem protector de Kati, el dragón de las nieves, habían descubierto cómo funcionaban los poderes de la misma y la forma de controlarlos. Por desgracia para Kati, no se le permitió convertirse en chamán y convocar ella misma a su tótem, puesto que el Chamán de la tribu había considerado que ya tenía demasiado poder sin la capacidad de invocar a un tótem tan poderoso como el dragón de las nieves. Ares, que no se había separado de su seleen inima ni por un instante, había estado de acuerdo con el Chamán y se encargó de convencerla.
Para alegría de Diodec, que había disfrutado a lo grande de su estancia con los bárbaros saciando su curiosidad tanto por sus tradiciones como por el descubrimiento de lo que había sucedido en etapas oscuras de la historia como el Gran Alzamiento, el Chamán había aceptado instruirle en los caminos de su magia para que los elfos pudieran gozar de esa clase de conocimientos. No obstante, al antiguo rey aun le quedaba mucho camino por delante para que los druidas, magos y sacerdotes que componían el ochenta por ciento de la población del reino aceptaran ese nuevo tipo de magia.
Tabide, que había pasado un breve periodo fuera para informar a sus superiores de que la expedición en busca de los bárbaros había ido bien, también había aprendido cosas útiles de los cazadores bárbaros, que le habían enseñado todo tipo de técnicas desconocidas para los elfos hasta aquel entonces.
Sombra, Amanecer y Roca habían permanecido encerrados en una tienda casi todo el tiempo, hasta que Roca se vio afectado por uno de los hechizos experimentales del sacerdote y el nigromante. Desde entonces, se había mantenido lejos de la tienda y lo más cerca posible de PF, que se dedicaba a hacer visitas sociales a todos sus parientes. A la larga, no había tenido más remedio que admitir que los bárbaros no eran tan malos como parecían e incluso que a lo mejor los enanos no habían hecho lo correcto cuando comenzaron las hostilidades.
Fue, por tanto, una estancia muy agradable y todo el grupo sintió tener que marcharse cuando un mensajero de los elfos con un mensaje urgente para Ares apareció. Frunciendo el ceño, el semielfo reunió a todo el grupo y les dijo que tenían que estar listos para marcharse al día siguiente al amanecer.
—Mucho me temo que tenemos una gran incursión que hacer, y tiene que ser cuanto antes —suspiró —. Al parecer, las compañías han decidido que quieren construir una nueva base militar justo en el límite de nuestras fronteras.
—¡No será mientras yo viva! —exclamó Diodec, a lo que los demás corearon su acuerdo. Kati asintió con los demás, pero bastante preocupada hasta que Ares le dijo:
—Bueno, princesa ¿Nerviosa por tu primera incursión?

miércoles, 12 de octubre de 2011

Presentación oficial de la portada de Incursores de la noche

Esta, por votación popular, será la portada que tendrá  Incursores de la noche cuando lo autopublique (no antes de que acabe de publicar toda la historia en este blog, por supuesto). Estoy planteandome seriamente hacerlo, especialmente después del éxito que tuvo Atrapada en otra dimensión. Mi idea es dejar el libro electrónico para descarga gratuíta, pero dar la oportunidad a todo el que lo quiera en papel de conseguirlo a bajo coste. Así, todos contentos ^^ ¿Qué os parece?

viernes, 30 de septiembre de 2011

Ganadores del concurso y quién es quién

Con un día de retraso por la confusión de fechas, aquí traigo los ganadores del concurso de relatos y portadas. Si alguien quiere comprobar los votos por sí mismo, no tengo inconveniente, aunque como los iba poniendo según votaban y los he comprobado no creo que haya ningún problema...
Categoría de portadas:
Portada nº 1: Scarlett Javier (Libros con sentimientos)
Portada nº 2: Karol Scandiu (Ilustrando imposibles)
Portada nº3: Criticómana de Criticomanía

Votos recibidos: 
Portada 1: +1 +1 +2 +2 +1 +2 +2 +1 +1 +2=15
Portada 2: +2 +2 +2 +2 +1 +2 +1 +2 +1 +2 +2 +2 +1= 22
Portada 3: +1 +1 +1=3
Y la ganadora es Karol Scandiu
Categoría de relatos:



 Votos recibidos:
Nº 1: El eterno rechazo +1 +1 +2 +1  =5
Nº 2: El cruce de caminos +2 +2  =4
Nº 3: El final del camino +2  =2
Nº 4: ¡Hago un llamamiento! +2 +2  =4
Nº 5: Encuentro en la ciudad  =0
Nº 6: Homo miser+1 =1
Nº 7: Love me or hate me +1 =1
Nº 8: Rojo intenso +1 +1 +1 =3
Nº 9: Si no fuera por él +2 +2 +2 =6
Y el ganador es Si no fuera por él de Indianred
¡Enhorabuena! Ya sabéis que tenéis 15 puntos más para el sorteo. El diploma tardará un poquito: lo tenía hecho (sólo había que poner los nombres) pero no sé dónde diablos lo guardé y ahora es como si no existiera, así que tengo que rehacerlo...^^
Dentro de un rato publicaré los números provisionales que tiene cada uno

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 4

Sentados en círculo en una tienda para invitados (que más bien parecía el lugar donde metían a los prisioneros, a juzgar por la cantidad de hombres armados que la rodeaban), el grupo esperaba con impaciencia tener noticias de PF, que había sido la elegida para parlamentar con los bárbaros por razones obvias, aunque le habían prohibido decir palabra alguna sobre Kati a los mismos.
La hacker apareció ya entrada la noche junto con un anciano de mirada orgullosa que, a juzgar por su vestimenta, era el chamán de la tribu. Haciendo un gesto de asentimiento, indicando que había aceptado por fin escuchar lo que tuvieran que decirle, el chamán se sentó de espaldas a la abertura de la tienda y escuchó con interés cómo Diodec le pedía, en caridad de historiador, que le contara todas las leyendas y la tradición bárbaras con el fin de recopilarlas.
El chamán siguió en silencio un buen rato, examinando uno por uno a todos los presentes y deteniéndose finalmente en PF.
—Vaya, vaya, pequeña. Parece que te fuiste de la lengua un poco.
PF palideció y se apresuró a responder:
—¡No sabía que las historias fueran un secreto!
—Y no lo son, pequeña. Supongo que son los nuevos tiempos porque, antes de nuestra llegada aquí, a ningún extraño se le habría ocurrido preguntar por nuestras leyendas ni a ninguno de los nuestros le hubieran entrado tentaciones de contar nuestras leyendas a alguien de fuera, aunque supongo que en parte ha sido porque tenéis a un Myslríká entre vosotros — Todos se tensaron ante la inesperada afirmación, realizada en tono coloquial con una mirada traviesa más propia de un niño que de un anciano, y miraron al chamán con susceptibilidad —. ¿De veras pensabais que no me iba a dar cuenta? Mis tótems son poderosos, nada más entrar en esta habitación percibí lo que era la muchacha y vuestras intenciones.
—¿Por qué me has hecho seguir tejiendo mi engaño, anciano? —preguntó Diodec, entre divertido y molesto.
—Porque me apetecía ver por dónde salías. Y porque sé que hay una nota de sincera curiosidad hacia nuestras tradiciones en ti, que me ha parecido bastante interesante.
—¿Y qué piensas hacer al respecto de Kati? —gruñó Ares, pasando un brazo por la cadera de su seleen inima.
—¿Y por qué piensas que pretendo hacer algo? ¿Acaso esperas que intente usarla para acabar lo que se empezó hace años? Los bárbaros, como nos llamáis, aprendemos de nuestros errores, a diferencia de otros —añadió lanzando una mirada al cabezón enano, que se había negado a tratarle con deferencia a pesar de su situación —. Además, aunque quisiéramos lograr algo desafiando a unos dioses que ya no tienen tanto poder como antes, no sería posible con una sola Myslríká en nuestras filas.
—No obstante, hay quien pretende utilizar a Kati para sus propios fines.
—Y con objetivos mucho más humildes que alzarse contra los dioses, probablemente. Los terrícolas son ambiciosos en un plano demasiado terrenal, no creo que haya muchos que pretendan igualarse a los dioses, quizás porque no tienen ni han tenido nunca el potencial de hacerlo. Un mentalista es sin duda un activo útil cuando el poder en este mundo está asociado al dinero y el dinero está asociado al progreso. ¿Te imaginas lo que pueden desear tener a sus órdenes a alguien que puede robar las ideas de los demás, con la capacidad de matar o destrozar la mente de aquellos que no deseen unirse a sus filas y a todo el que se interponga en su camino? Lo que está claro que hay que impedir que ese poder caiga en malas manos, sean terrícolas o de nuestro mundo, por el bien de todos.
—Entonces ¿nos ayudarás? —preguntó Ares esperanzado.
—Por supuesto que lo haremos. Seguidme.


Nota de la autora: Cambié el tamaño de la letra para ver si así se lee mejor ¿qué preferís, este tamaño o el anterior?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 3


Agotada, Kati llegó al campamento improvisado que había montado Tabide, que hacía de exploradora de vanguardia, y se sentó en el duro suelo junto a Ares.
Diodec, que les había acompañado lleno de curiosidad sobre los conocimientos de los bárbaros, miró a PF y le preguntó:
—¿Cuánto se supone que queda?
PF tiró su fardo, se tumbó en el suelo y le dijo poniéndose una mano en los ojos:
—No tengo ni idea. Como ya te he dicho, los bárbaros son nómadas y no viven en un sitio fijo. Deberían estar en esta zona porque es por aquí por donde migran los animales que cazan, pero no puedo estar segura. Nunca he vivido con ellos durante periodos largos de tiempo, siempre me traían mis padres, porque ellos decidieron vivir al lado del mar en vez de en la estepa, y hace años que no vengo de visita.
—Pues estamos apañados… ¿Por qué no avisaste de que sería mejor usar un aerodeslizador?
—Porque los aerodeslizadores no soportan el clima de la estepa. Se romperían en cuanto cayera la noche.
—Lo que faltaba, acudimos al territorio de los bárbaros y no tenemos ni medios para huir si la cosa se estropea —rezongó Roca.
—¿He escuchado la palabra huir saliendo de tu boca, enano? No esperaba esa cobardía de ti.
El mecánico se levantó como un resorte ante las palabras de Sombra y nuevamente hubo que sujetarle.
—No se trata de cobardía, sino de sentido común —dijo Amanecer, encendiendo una larga pipa —. Los bárbaros no son conocidos precisamente por desplazarse en grupos pequeños. Si deciden a atacar cuando les encontremos, estaremos muertos.
—Estáis muy equivocados. En realidad, los bárbaros son bastante pacíficos.
—Díselo a los dos mil enanos que murieron en Bouhardim —gruñó Roca.
—Eso ocurrió hace cientos de años —dijo Ares poniendo los ojos en blanco.
—Los enanos no olvidamos.
—Al parecer, sí que lo hacéis. La batalla tuvo lugar porque un grupo de enanos decidió ocupar una montaña en pleno territorio de los bárbaros cuando descubrieron metales preciosos en ella.
—¡Esa montaña la reclamamos según las reglas de los dioses!
—Pero los bárbaros renegaron de los dioses, Roca. ¿A quién se le ocurre reclamar unas tierras del territorio bárbaro en nombre de los dioses enanos?
El enano empezó a decir palabrotas que Kati no había ni oído hasta el momento y que hicieron sonrojarse a casi todos los presentes, pero se interrumpió cuando vio una nube de polvo acercarse lentamente hacia ellos.
—¡Cáspitas, parece que les hemos encontrado por fin! —se alegró PF. Al parecer, fue la única de los presentes que tuvo ese sentimiento.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 2


Kati se desperezó y pegó un buen bote cuando vio el suelo a cientos de metros de distancia.
—No te preocupes, preciosa –escuchó la voz de Ares a su espalda —. Yo te sujeto.
Mirando hacia atrás y sonriendo dulcemente a su seleen inima, recordó que estaba montada en un grifo que les llevaba a la ciudad élfica más cercana a los terrenos donde se suponía que los bárbaros residían. Acurrucándose en el pecho de Ares, se dedicó a disfrutar del paisaje mientras acariciaba las enormes plumas del magnífico animal, el doble de grande que el resto de los grifos y que al parecer sólo respondía ante los miembros de la familia de Ares.
—¿Por qué los grandes sólo hacen caso a tu familia? —preguntó con curiosidad.
—Verás, princesa. Los grandes son los líderes de las manadas, si es que a un grupo de pájaros se les puede llamar así. Ellos sólo aceptan que la sangre más noble monte en sus lomos.
—Entonces ¿eres de la familia real? —se sorprendió Kati.
—Exacto. No es de extrañar, teniendo en cuenta que mi abuelo y mi tío abuelo son los líderes de la vanguardia de exploradores ¿No crees? No pensarías que te llamaba princesa sólo para hacerte de rabiar, ¿verdad?
Kati se echó a reír y preguntó:
—¿Alguna cosa más que necesite saber?
Besando suavemente la parte descubierta de la cara de su amada, Ares respondió:
—Bien, mi madre debió haber sido la heredera al trono, pero perdió su derecho cuando se unió a mi padre.
—Eso es injusto.
—No tanto. ¿Qué sentido tendría que nuestro pueblo hubiera tenido un rey que no sólo no era de nuestra raza sino que ni siquiera conocía nuestras costumbres? Aun así, mi padre acabó siendo aceptado y le adoptaron como uno más del pueblo élfico, por lo que nací con todos los derechos y deberes de mi gente.
—¿Y quién gobierna entonces?
—Mi abuelo, Asdeen, decidió que se había cansado del trono poco después de venir a este mundo e intentó ceder a Diodec el mismo, pero finalmente, tras un mes de reinado de Diodec, decidieron entre los dos que lo mejor para los elfos era dar paso a las nuevas generaciones, teniendo en cuenta que los elfos jóvenes somos más adaptables y se había producido un gran cambio en nuestras vidas. Así que fue mi tío mayor el encargado de cargar con esa responsabilidad.
—¿Tienes más de un tío?
—Sí, princesa, somos una familia numerosa —se carcajeó Ares —. Contrariamente a las leyendas de los humanos, tenemos mucha descendencia, pero como somos tan afines a la magia y podemos conseguir cambiar nuestro aspecto sin demasiado esfuerzo, no nos parecemos en nada y la gente del exterior deduce automáticamente que no tenemos muchos hijos. Tengo dos tíos y cuatro tías, unos doce sobrinos y bastantes tíos-abuelos por parte de madre.
—¿Y por parte de padre?
—Tengo una sobrina-nieta. El resto de familiares están muertos, incluídos mis padres —suspiró con melancolía.
—¿Y tú puedes hacer magia? —inquirió Kati cambiando de tema.
—No soy muy diestro con ello, así que he hecho lo posible por no aprender más que lo básico. Prefiero fiarme de mis músculos antes que de mis poderes innatos. Por eso tengo tantos ciberimplantes… gracias a los cuales nos conocimos.
—Tuviste suerte, siempre fui una pésima enfermera…
—Lo sé, princesa. Leí tu informe. Digamos simplemente que fue el destino –nada más decir esto, el grifo lanzó un inmenso graznido que fue coreado por el resto antes de iniciar el descenso —. Parece que vamos a aterrizar. Ya hemos llegado.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 1

Kati despertó cuando la mañana ya estaba bastante avanzada y, tras cubrirse con las sábanas, ruborizándose al recordar lo que había pasado la noche anterior, se dedicó a observar dormir al semielfo, que no tardó en abrir los ojos.
—Buenos días, preciosa –ronroneó el incursor con una sonrisa pícara y el pelo revuelto, rodando por la cama hasta abrazarla. Kati se sonrojó aun más, pero se acomodó entre sus brazos y le sonrió. — ¿En qué piensas?
— Estaba pensando que todavía no me has dicho tu nombre –dijo Kati. Ares alzó una ceja divertido y Kati añadió –El de verdad.
—Así que Tabide se fue de la lengua ¿eh?
—Bueno, sí, algo comentó la primera vez que nos encontramos… Pero es que, pensándolo en frío, no puedes llamarte como los antiguos dioses griegos, teniendo en cuenta que no naciste en este mundo y que tus padres no podían saberlo.
—Nuestra gente no elige los nombres por capricho, princesa. Ni siquiera lo hacen los padres, sino una sacerdotisa en estado de trance.
—Bueno, pero Ares no es tu verdadero nombre ¿verdad?
Ares la provocó un poco más y finalmente dijo:
—Entre los elfos me llaman Eledil. Entre los humanos, Kasdros.
—¿Y qué significan?
—Eledil significa “luz de luna” y Kasdros “el que danza entre los árboles”. “Luz de luna que danza entre los árboles” no es un nombre que inspire mucho respeto entre los enemigos, así que prefiero simplemente Ares.
—De acuerdo. Era sólo por curiosidad.
—Me encanta tu curiosidad –dijo el semielfo con una mirada que no dejaba dudas sobre sus intenciones. Justo en ese momento, un golpe en la puerta le hizo fruncir el ceño —. En serio, princesa. ¿No tienes la sensación de que siempre nos interrumpen en el momento más inoportuno? —Un nuevo golpe en la puerta hizo que pusiera los ojos en blanco y cara de resignación —. Será mejor que te vistas… ¡YA VA! –gritó a la puerta cerrada. En el momento en el que Kati estuvo presentable,  Ares abrió la puerta y se encontró cara a cara con Diodec.
—Siento interrumpir tu mañana, pero hemos estado hablando sobre lo que sabéis de Kati y tenemos una idea. Cuanto antes nos pongamos en marcha, mejor.
—¿Qué habéis pensado? –preguntó el semielfo, con Kati escuchando atentamente a su espalda.
—¿A que no se te había ocurrido la posibilidad de pedir ayuda a los bárbaros?
***
—No se si me termina de gustar la idea —refunfuñó Roca —. Los bárbaros y los enanos nunca nos hemos llevado bien.
—Venga ya, Roca. Tú y yo siempre nos hemos llevado bien.
—Pero tú eres medio bárbara, muchacha. Y además eres una debilucha. Los bárbaros de verdad son dos veces un enano y no por ello tienen poca agilidad.
—Es la primera vez que oigo decir a un enano que su estatura es un impedimento —se carcajeó Sombra desde un rincón.
— ¡Pero serás! ¡Nuestra estatura es perfecta, elfo espigado y enclenque! ¡Sois el resto de las razas los que estáis desproporcionados! ¿Qué necesidad hay de ser tan altos? Los bárbaros tienen aspecto de enanos pero en grande, y eso es lo que les hace peligrosos en el cuerpo a cuerpo.
—Por suerte para ti, mi temeroso paticorto, no vamos a acudir a ellos para pelear sino para parlamentar.
—¿Temeroso yo? ¡Valiente temerario! ¡Te vas a enterar de lo que es bueno! –amenazó el enano, lanzándose con los puños en alto a por el elfo, que le esquivó con agilidad y salió corriendo hasta situarse detrás de Ares y Kati, que acababan de entrar en la sala. El incursor ignoró la riña, como hacía siempre que el mecánico y el nigromante entraban en una trifulca absurda, y se dirigió a Asdeen.
—¿Cuándo nos vamos?

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Vota ya por la portada que más te guste!

Aquí tenéis las portadas, numeradas y en orden aleatorio (elegido por random), que he recibido para Incursores de la noche. Ya sabeis que tenéis que votar dos: una que recibirá dos puntos, que es la que más os guste, y otra que recibirá uno, la segunda que más os guste. Para votar, dejad un comentario, no se admiten anónimos.

Portada nº1
Portada nº 2
Portada nº3
PD: Es hasta el día 28 de septiembre

Votos recibidos: 
Portada 1: +1 +1 +2 +2 +1 +2 +2 +1 +1 +2
Portada 2: +2 +2 +2 +2 +1 +2 +1 +2 +1 +2 +2 +2 +1
Portada 3: +1 +1 +1

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 5


—Según nuestras leyendas—empezó el semielfo—, los elfos fueron los primeros en ser creados por nuestros dioses. Por desgracia, al ser los primeros, esos dioses cometieron un inmenso fallo, ya que no tenían un sexo definido y por tanto no podían reproducirse. Así que, tras muchos experimentos y deliberaciones fallidos, decidieron dividir a cada una de sus criaturas en dos, cada una con un sexo. Ese es el origen de las seleen inima, dos personas diferentes pero que forman un solo ser. Todo el que tenga algo de sangre elfa en las venas puede tener un seleen inima, aunque eso lo deciden los Destinos.
—Así que somos almas gemelas… Me imaginaba algo así, siento algo extraño desde el momento en que te vi.
—Si fuera sólo eso, princesa…  Las seleen inima no se sienten completas hasta que no encuentran a su pareja y sus almas están condenadas a reencarnarse hasta que eso ocurre y realizan cierto ritual de unión, según se dice. Por desgracia, ese ritual implica que cuando uno de los dos muera el otro muere también, y que si uno sufre el otro lo nota a la vez. Además, aunque pueden tener relaciones sexuales con otras personas, sólo podrán tener hijos con su seleen inima. Y se han dado casos, aunque son los menos, en los que dos seleen inima no estaban enamorados de su otra mitad, sino de otras personas, y eso resulta siempre doloroso. ¿Entiendes por qué no te lo dije antes, princesa? Al parecer también tienes algo de sangre elfa y todo el que lleve nuestra sangre está condenado a tener un seleen inima. No soy la clase de tipo que viva su vida en reclusión, y hay altas posibilidades de que sea capturado o muera mucho antes de lo que debería. Pero es algo sobre lo que no se puede elegir y me temo que te he tocado yo.
Kati se quedó pensativa durante un buen rato y después dijo:
—Hiciste bien en no decírmelo desde el principio. Me habría dado un ataque de pánico.
Ares la miró con aspecto culpable y preguntó casi con miedo:
—¿Y ahora?
Kati le miró con dulzura y, acariciando su mejilla, se limitó a inquirir:
—¿Cuándo hacemos el ritual?
***
La luna llena se alzaba alto en el cielo cuando Kati apareció en el claro del bosque con un vestido de gasa prestado especialmente para la ocasión. No había mucha gente (sólo la banda, Tabide, Asdeen y Diodec) porque el ritual de las seleen inima era algo muy privado, limitado a la familia y los amigos más cercanos.
Se sentía con los nervios a flor de piel (no dejaba de ser una boda, y sabía lo que venía después), así que avanzó con timidez hasta que Ares entró en su campo de visión. Realmente amaba a ese semielfo, y le encantaba la perspectiva de compartir el resto de su vida con él, a pesar de los riesgos. Al llegar a su altura, se miraron a los ojos y Ares le acarició suavemente el cabello. Unos pocos minutos después, pronunciaban las palabras que les unirían para siempre.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 4


Kati despertó en una habitación desconocida, con la mano de Ares apretando la suya.
—¿Dónde—
—No se te ocurra incorporarte, princesa. Aún estás demasiado débil.
—¿Qué ha pasado?
—Que me has salvado la vida—respondió divertido Ares. —Wargot tenía una bomba de neutrones en el estómago asociada a un conjuro de contingencia para que estallara en el momento en que su alma abandonara su cuerpo. Supongo que en principio lo hizo para evitar un potencial asesinato contra él, pero al volverse loco decidió usarlo contra mí si fracasaba en el duelo. A fe mía que eres poderosa, Kati. Nada puede parar una bomba de neutrones así como así, y tú lo hiciste.
Kati se quedó un rato pensativa, recordando poco a poco lo que había ocurrido.
—¿Qué diablos es un conjuro de contingencia?
Ares se echó a reír con todas sus fuerzas ante la mirada atónita de la muchacha, que preguntó algo irritada.
—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
—Está claro que relacionarte con nosotros te ha sentado bien, princesa. No sólo has blasfemado invocando a ese diablo mitológico de las corporaciones, sino que además tienes más curiosidad por saber qué es un conjuro de contingencia que preocupación por haber tenido el poder para parar una explosión imparable. Tus prejuicios contra lo mágico se han evaporado como un charco en pleno desierto.
Kati sonrió con debilidad y respondió:
—Bueno, supongo que convivir con un clérigo y un nigromante y saber que ya he usado esa extraña magia dos veces para salvarte me han hecho comprender que es demasiado útil como para rechazarla… Después de todo, lo quiera o no es lo que soy, así que más me vale aceptarlo.
—Esa es mi princesa—sonrió Ares, tras lo cual le dio un apasionado beso.
—Si interrumpo, vengo más tarde…—dijo una voz conocida desde la puerta.
—¡Tabide! —exclamó Kati contenta de ver a su amiga elfa.
—La misma—respondió esta, con una sonrisa. —¿Cómo te encuentras, pequeña? Aunque supongo que no hace falta preguntar, en vista de lo que estabais haciendo cuando llegué…
Kati se sonrojó ligeramente, pensando que era la segunda vez que les interrumpían en pleno beso, y decidió cambiar de tema.
—¿Entonces estamos…
—En nuestra capital, Dadieldi. Bienvenida al nuevo país de los elfos—dijo con una sonrisa la elfa, y acercándose a Kati para tomarle la temperatura y examinarla. Ante la mirada de extrañeza de la chica, le explicó que además de exploradora era sanadora—. Por eso soy tan imprescindible—bromeó. Ares carraspeó disimuladamente, lanzándole la indirecta de que quizás estaba prolongando demasiado su visita a la paciente—. Bueno, como veo que estás perfectamente, os dejo solos ya. Tenéis mucho de que hablar.
Tabide salió precipitadamente por la puerta con una risita y Kati miró a Ares levantando una ceja.
—Bueno, princesa. Va siendo hora de que te hable de las seleen inima.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 3


El vociferante orco entró en el claro gritando:
¡Ares! ¡Da la cara, maldito mestizo!
En el estrecho campo de visión que les dejaba una pequeña grieta en la tela de camuflaje del pequeño escondrijo, apareció un orco de aspecto feroz cubierto con un traje de combate completo. Ares se acercó con parsimonia al orco y empezó a hablarle en voz tan baja que Kati no pudo escuchar lo que decía.
El orco no se dejo convencer de lo que quiera que dijera el semielfo y sacó un inmenso espadón que colgaba en su espalda. Ares le mostró sus armas, todas de tecnología avanzada y con la capacidad de partir en dos el espadón con facilidad. Finalmente, el orco pareció entrar en razón y sacó una espada láser, instando al incursor a hacer lo mismo.
Encogiéndose de hombros, Ares sacó con gracilidad su sable láser (que solía llevar más por estética que por otra cosa, al preferir las armas a distancia) y lo encendió también.
Es un duelo a muerte. No intervengáis –ordenó a Sombra y Amanecer, que asintieron con solemnidad.
Cuando acabe contigo, maldito tirillas, partiré a esos dos en dos y luego mataré lentamente a esa adicta a los trastos cuyo olor capto por aquí cerca. A la otra, la que es tu amante, me la reservo para mí, y la entregaré a las autoridades cuando acabe con ella.
Ares frunció el ceño y se limitó a responder:
Pensaba dejarte vivir, orco. Pero has conseguido que cambie de idea.
No te preocupes susurró PF a Kati al mirar su cara de preocupación. –Ese estúpido orco se cree muy listo por haber arrastrado a Ares a una lucha con espadas, pero ha cometido un error.
Lo sé, y confío en él. Pero noto algo extraño, no sé cómo explicarlo. Es como si no le importara en absoluto morir.
PF fue entonces la que mostró su preocupación:
—No entiendo demasiado de magia —dijo frunciendo el ceño—. Pero sí que sé que normalmente a los magos la intuición nunca les falla y tú te pareces a un mago. ¿Crees que serías capaz de hacerle un sondeo, o algo similar, para ver qué trama?
—No lo sé, nunca lo he intentado y no controlo nada los—
—¡Tienes que intentarlo! Ese orco loco podría haber pensado cualquier cosa, y ahora me parece realmente sospechoso que exigiera un duelo de estas características.
Kati asintió e intentó concentrarse en la mente del orco, haciendo caso omiso del combate, que había llegado a su punto álgido y se había convertido en una danza de luces salvaje en la que el semielfo llevaba la iniciativa. Al fin, el incursor pilló al orco con la guardia baja y hundió su espada en el mercenario, justo en el momento en el que Kati descubría el plan del orco.
—¡No le mates, estallará! –exclamó gritando Kati, saliendo del escondrijo rápidamente y corriendo hacia Ares. El orco esbozó una última sonrisa siniestra antes de volar por los aires.

miércoles, 20 de julio de 2011

Capítulo 6, parte 1

- Déjalo ya, princesa –dijo Ares sin apartar la vista de la carretera, si es que el estrecho sendero en el que apenas se apreciaba ya el asfalto podía llamarse por ese nombre. No habían parado ni un solo momento desde la explosión de la base, para alejarse lo máximo posible del lugar antes de que llamara la atención de alguien. Kati le miró sin saber de qué hablaba. – No sigas pensando en eso. Es agua pasada.
- Por mi culpa habéis tenido que volar por los aires vuestra base.
- Como si eso importara. No se tarda mucho en construir una base, y es muy divertido destruirlas, sobre todo cuando hay enemigos por los alrededores.
- ¿Cuántas veces habéis tenido que hacer esto?
- Demasiadas, princesa. No llevo la cuenta de las veces.
- ¿Y ahora qué?
- Ahora pasaremos unos días con mi gente y después tendremos lista y acondicionada una nueva base para nuestras operaciones.
Kati se quedó en silencio un buen rato, hasta que finalmente se atrevió a preguntar:
- ¿Y después?
- Después… -dijo Ares mirándola de reojo – haremos que se arrepientan de haber nacido.
Kati se puso a reír sin motivo, y Ares la miró intensamente.
- Bravo, princesa –le dijo. – Empiezas a liberar tu verdadero yo de las ataduras institucionales.
- ¿Qué quieres decir? –preguntó Kati aun sonriendo.
- Piénsalo, preciosa. Si te hubiera dicho esto hace unas semanas, ni siquiera te lo habrías creído. Y desde luego no te habrías descojonado.
Kati se sonrojó un poco ante semejante palabra, pero luego se puso a reír otra vez.
- ¿Sabes?, puede que tengas razón –respondió finalmente. -Siempre me he sentido fuera de lugar, como si no encajara realmente. Y al principio, cuando empezó todo, tenía un poco de miedo de que esa sensación de que encajaba en algún lugar no fuera real. Pero es real, y por primera vez me siento… segura. Pero no sólo segura de que no me van a hacer daño. Eso ya lo sentía antes de conocerte, aunque luego ha resultado que mi sensación de seguridad no era nada. Me siento segura de verdad. Puedo ser yo misma sin miedo y eso me encanta.
Ares la besó rápidamente y volvió la vista a la carretera.
- Ahora sí que estás preparada para saber qué es una seleen inima.
- ¿De veras? ¡Ya era hora! ¿Y a qué esperas?
Cuando el semielfo iba a abrir la boca, un pitido les interrumpió. Ares se asomó por la ventanilla y escucharon la voz de PF gritando:
- Cierto mercenario celoso nos está siguiendo a un kilómetro.
- ¡Maldito Wargot! –exclamó Ares -¿Es que no se muere nunca?

martes, 21 de junio de 2011

Capítulo 5, parte 3

- ¡Frita… la dejó frita! –exclamó Roca, lanzando una risotada. El grupo se había apresurado a acabar la misión y volver en cuanto salieron de la zona sin cobertura y PF les pudo poner al tanto de lo ocurrido. Kati, pálida y aun nerviosa, levantó la vista brevemente con una expresión de preocupación en el rostro.
- ¿Se recuperará? –preguntó esperanzada a Amanecer. El clérigo cruzó una mirada con Sombra, que negó con la cabeza.
- Siento decírtelo, pero no. Tu ataque mental ha destrozado la mente de Afrodita hasta tal punto que su cuerpo es ahora una cáscara vacía. No queda de ella ni su alma –respondió el clérigo.
- La he matado –sollozó Kati.
- Técnicamente no. Su cuerpo sigue con vida –se apresuró a intervenir Sombra a la par que el mecánico exclamaba:
-¡Bien hecho, muchacha. ¡Si no, estaríamos todos muertos!
Horrorizada, Kati se desprendió del abrazo de Ares, que no la había dejado ni un solo instante, y salió corriendo de la estancia. El semielfo lanzó una mirada de reproche al elfo y al enano, preguntando enfadado antes de salir de la estancia:
- ¿Es que no habéis oído nunca hablar del tacto?
Roca se encogió de hombros bruscamente y se puso a arreglar los componentes que Kati había usado como armas arrojadizas contra la mercenaria mientras refunfuñaba por lo bajo, diciendo que no entendía a las mujeres humanas.
Amanecer miró el cuerpo de Afrodita, aun estupefacto, y dijo apenado:
- Será mejor que acabemos con la vida de este cuerpo y nos deshagamos de él. No creo que sea bueno para Kati tener un recordatorio constante de lo que ha hecho.
- ¿Estás loco? –le detuvo el elfo -Un cuerpo vivo sin un alma dentro es el sueño de cualquier nigromante. ¡Lo trasladaré a mi estudio!
Sacerdote y nigromante se miraron fijamente, e incluso PF, absorta en reforzar los sistemas de seguridad, levantó la vista al percibir el choque de voluntades. Finalmente, Amanecer se encogió de hombros y le dijo a Sombra:
- Haz lo que quieras, pero que no se entere Kati.
El mago esbozó una siniestra sonrisa mientras cargaba el cadáver.
- Descuida… Cuando acabe de preparar el cuerpo para lo que tengo pensado, ni siquiera será reconocible.

sábado, 8 de enero de 2011

Capítulo 2, parte 3

- ¿Te has vuelto loco? ¡Yo no tengo un chip de localización! ¡Y no podemos salir de la burbuja! –le gritó Kati a Ares, a punto de hiperventilar.

- Bueno, en realidad sí que podemos. Salir de la burbuja, digo. Puedes creerme cuando te digo que es completamente seguro y que esas estupideces de la contaminación ya no son verdad. Hace 60 años, quizás, pero no desde que los elfos, los druidas y los halflings empezaron a reforestar el exterior de las burbujas con la ayuda de algunos magos y sacerdotes. Te puedo asegurar que ahora el aire de fuera es aun más limpio que dentro de las burbujas… y desde luego menos cargado –respondió Ares sonriendo.

- Hay radiación… -respondió Kati con un hilo de voz. Cuando, hacía 70 años, aparecieron en el mundo las criaturas fantásticas, los humanos reaccionaron impidiéndoles la entrada a las burbujas anti-contaminación y se inició una guerra brutal en que los no humanos destruyeron gran parte del aparato productivo de los humanos. No obstante, la guerra siguió y los humanos lanzaron toda su potencia nuclear contra el exterior de las burbujas. La explosión resultante del choque entre las bombas nucleares y la magia protectora tuvo como resultado la destrucción de buena parte de las burbujas, y, al ver que la radiación los acabaría matando si no entraban en ellas, los seres fantásticos comenzaron a destruir las que habían quedado en pie en sus intentos por conquistarlas. Finalmente se pactó el fin de la guerra. Los seres mágicos pudieron entrar en las burbujas, aunque como marginados, comprometiéndose a cambio a no iniciar una nueva guerra ni destruir más burbujas.

- Había radiación –respondió Ares, con tono despreocupado. -Los humanos, colaborando con algunos magos, desarrollaron hace 62 años una tecnología que les permite eliminar la radiación y convertirla en energía. ¿Cómo si no iban a empezar a reforestar y descontaminar el exterior los elfos? Princesa, no debes creerte todo lo que te dijeron en tu prisión corporativa.

- ¿Y debo creerme lo que me dices tú? –preguntó Kati, casi colérica y nada dispuesta a salir de la burbuja, dijera su rescatador lo que dijera. La carcajada del semielfo retumbó en el interior del vehículo.

- ¿Sabes, princesa? Me encanta tu carácter. Eres encantadora. ¿Debes creerme? No tienes otra opción, porque como no salgas de aquí te harán picadillo y sí, sí que tienes un chip, te lo demostraré en cuanto estemos fuera de la burbuja, a salvo en mi base. Porque mi base está fuera de la burbuja y todavía no soy un engendro mutante, por mucho que mis puntiagudas orejas te sugieran lo contrario. Te aseguro que nací con ellas.

- Los seres mágicos tienen más resistencia a la radiación.

-Sí, por supuesto, pero ni siquiera los odiosos orcos, que son los más resistentes, podían soportar los niveles de radiación que había hace unos años. Te informo, además, de que no todos los que llegaron a este mundo eran seres mágicos. También había unos cuantos humanos, aunque pocos de ellos sobrevivieron a la contaminación y a la radiación posterior, y de los que lo hicieron la mitad mutaron. En cualquier caso, ya verás que el exterior es un lugar maravilloso. –dijo Ares, Kati seguía dudando, y el mercenario añadió, tendiéndole la mano:

- Te juro, princesa, que si hubiera otra opción esperaría a que estuvieras preparada para sacarte de la burbuja, pero no la hay.

Kati dudó un solo segundo más, lanzó un suspiro y, por segunda vez en unas pocas horas, cogió su mano con fuerza confiándole su futuro.