viernes, 30 de septiembre de 2011

Ganadores del concurso y quién es quién

Con un día de retraso por la confusión de fechas, aquí traigo los ganadores del concurso de relatos y portadas. Si alguien quiere comprobar los votos por sí mismo, no tengo inconveniente, aunque como los iba poniendo según votaban y los he comprobado no creo que haya ningún problema...
Categoría de portadas:
Portada nº 1: Scarlett Javier (Libros con sentimientos)
Portada nº 2: Karol Scandiu (Ilustrando imposibles)
Portada nº3: Criticómana de Criticomanía

Votos recibidos: 
Portada 1: +1 +1 +2 +2 +1 +2 +2 +1 +1 +2=15
Portada 2: +2 +2 +2 +2 +1 +2 +1 +2 +1 +2 +2 +2 +1= 22
Portada 3: +1 +1 +1=3
Y la ganadora es Karol Scandiu
Categoría de relatos:



 Votos recibidos:
Nº 1: El eterno rechazo +1 +1 +2 +1  =5
Nº 2: El cruce de caminos +2 +2  =4
Nº 3: El final del camino +2  =2
Nº 4: ¡Hago un llamamiento! +2 +2  =4
Nº 5: Encuentro en la ciudad  =0
Nº 6: Homo miser+1 =1
Nº 7: Love me or hate me +1 =1
Nº 8: Rojo intenso +1 +1 +1 =3
Nº 9: Si no fuera por él +2 +2 +2 =6
Y el ganador es Si no fuera por él de Indianred
¡Enhorabuena! Ya sabéis que tenéis 15 puntos más para el sorteo. El diploma tardará un poquito: lo tenía hecho (sólo había que poner los nombres) pero no sé dónde diablos lo guardé y ahora es como si no existiera, así que tengo que rehacerlo...^^
Dentro de un rato publicaré los números provisionales que tiene cada uno

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 4

Sentados en círculo en una tienda para invitados (que más bien parecía el lugar donde metían a los prisioneros, a juzgar por la cantidad de hombres armados que la rodeaban), el grupo esperaba con impaciencia tener noticias de PF, que había sido la elegida para parlamentar con los bárbaros por razones obvias, aunque le habían prohibido decir palabra alguna sobre Kati a los mismos.
La hacker apareció ya entrada la noche junto con un anciano de mirada orgullosa que, a juzgar por su vestimenta, era el chamán de la tribu. Haciendo un gesto de asentimiento, indicando que había aceptado por fin escuchar lo que tuvieran que decirle, el chamán se sentó de espaldas a la abertura de la tienda y escuchó con interés cómo Diodec le pedía, en caridad de historiador, que le contara todas las leyendas y la tradición bárbaras con el fin de recopilarlas.
El chamán siguió en silencio un buen rato, examinando uno por uno a todos los presentes y deteniéndose finalmente en PF.
—Vaya, vaya, pequeña. Parece que te fuiste de la lengua un poco.
PF palideció y se apresuró a responder:
—¡No sabía que las historias fueran un secreto!
—Y no lo son, pequeña. Supongo que son los nuevos tiempos porque, antes de nuestra llegada aquí, a ningún extraño se le habría ocurrido preguntar por nuestras leyendas ni a ninguno de los nuestros le hubieran entrado tentaciones de contar nuestras leyendas a alguien de fuera, aunque supongo que en parte ha sido porque tenéis a un Myslríká entre vosotros — Todos se tensaron ante la inesperada afirmación, realizada en tono coloquial con una mirada traviesa más propia de un niño que de un anciano, y miraron al chamán con susceptibilidad —. ¿De veras pensabais que no me iba a dar cuenta? Mis tótems son poderosos, nada más entrar en esta habitación percibí lo que era la muchacha y vuestras intenciones.
—¿Por qué me has hecho seguir tejiendo mi engaño, anciano? —preguntó Diodec, entre divertido y molesto.
—Porque me apetecía ver por dónde salías. Y porque sé que hay una nota de sincera curiosidad hacia nuestras tradiciones en ti, que me ha parecido bastante interesante.
—¿Y qué piensas hacer al respecto de Kati? —gruñó Ares, pasando un brazo por la cadera de su seleen inima.
—¿Y por qué piensas que pretendo hacer algo? ¿Acaso esperas que intente usarla para acabar lo que se empezó hace años? Los bárbaros, como nos llamáis, aprendemos de nuestros errores, a diferencia de otros —añadió lanzando una mirada al cabezón enano, que se había negado a tratarle con deferencia a pesar de su situación —. Además, aunque quisiéramos lograr algo desafiando a unos dioses que ya no tienen tanto poder como antes, no sería posible con una sola Myslríká en nuestras filas.
—No obstante, hay quien pretende utilizar a Kati para sus propios fines.
—Y con objetivos mucho más humildes que alzarse contra los dioses, probablemente. Los terrícolas son ambiciosos en un plano demasiado terrenal, no creo que haya muchos que pretendan igualarse a los dioses, quizás porque no tienen ni han tenido nunca el potencial de hacerlo. Un mentalista es sin duda un activo útil cuando el poder en este mundo está asociado al dinero y el dinero está asociado al progreso. ¿Te imaginas lo que pueden desear tener a sus órdenes a alguien que puede robar las ideas de los demás, con la capacidad de matar o destrozar la mente de aquellos que no deseen unirse a sus filas y a todo el que se interponga en su camino? Lo que está claro que hay que impedir que ese poder caiga en malas manos, sean terrícolas o de nuestro mundo, por el bien de todos.
—Entonces ¿nos ayudarás? —preguntó Ares esperanzado.
—Por supuesto que lo haremos. Seguidme.


Nota de la autora: Cambié el tamaño de la letra para ver si así se lee mejor ¿qué preferís, este tamaño o el anterior?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 3


Agotada, Kati llegó al campamento improvisado que había montado Tabide, que hacía de exploradora de vanguardia, y se sentó en el duro suelo junto a Ares.
Diodec, que les había acompañado lleno de curiosidad sobre los conocimientos de los bárbaros, miró a PF y le preguntó:
—¿Cuánto se supone que queda?
PF tiró su fardo, se tumbó en el suelo y le dijo poniéndose una mano en los ojos:
—No tengo ni idea. Como ya te he dicho, los bárbaros son nómadas y no viven en un sitio fijo. Deberían estar en esta zona porque es por aquí por donde migran los animales que cazan, pero no puedo estar segura. Nunca he vivido con ellos durante periodos largos de tiempo, siempre me traían mis padres, porque ellos decidieron vivir al lado del mar en vez de en la estepa, y hace años que no vengo de visita.
—Pues estamos apañados… ¿Por qué no avisaste de que sería mejor usar un aerodeslizador?
—Porque los aerodeslizadores no soportan el clima de la estepa. Se romperían en cuanto cayera la noche.
—Lo que faltaba, acudimos al territorio de los bárbaros y no tenemos ni medios para huir si la cosa se estropea —rezongó Roca.
—¿He escuchado la palabra huir saliendo de tu boca, enano? No esperaba esa cobardía de ti.
El mecánico se levantó como un resorte ante las palabras de Sombra y nuevamente hubo que sujetarle.
—No se trata de cobardía, sino de sentido común —dijo Amanecer, encendiendo una larga pipa —. Los bárbaros no son conocidos precisamente por desplazarse en grupos pequeños. Si deciden a atacar cuando les encontremos, estaremos muertos.
—Estáis muy equivocados. En realidad, los bárbaros son bastante pacíficos.
—Díselo a los dos mil enanos que murieron en Bouhardim —gruñó Roca.
—Eso ocurrió hace cientos de años —dijo Ares poniendo los ojos en blanco.
—Los enanos no olvidamos.
—Al parecer, sí que lo hacéis. La batalla tuvo lugar porque un grupo de enanos decidió ocupar una montaña en pleno territorio de los bárbaros cuando descubrieron metales preciosos en ella.
—¡Esa montaña la reclamamos según las reglas de los dioses!
—Pero los bárbaros renegaron de los dioses, Roca. ¿A quién se le ocurre reclamar unas tierras del territorio bárbaro en nombre de los dioses enanos?
El enano empezó a decir palabrotas que Kati no había ni oído hasta el momento y que hicieron sonrojarse a casi todos los presentes, pero se interrumpió cuando vio una nube de polvo acercarse lentamente hacia ellos.
—¡Cáspitas, parece que les hemos encontrado por fin! —se alegró PF. Al parecer, fue la única de los presentes que tuvo ese sentimiento.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 2


Kati se desperezó y pegó un buen bote cuando vio el suelo a cientos de metros de distancia.
—No te preocupes, preciosa –escuchó la voz de Ares a su espalda —. Yo te sujeto.
Mirando hacia atrás y sonriendo dulcemente a su seleen inima, recordó que estaba montada en un grifo que les llevaba a la ciudad élfica más cercana a los terrenos donde se suponía que los bárbaros residían. Acurrucándose en el pecho de Ares, se dedicó a disfrutar del paisaje mientras acariciaba las enormes plumas del magnífico animal, el doble de grande que el resto de los grifos y que al parecer sólo respondía ante los miembros de la familia de Ares.
—¿Por qué los grandes sólo hacen caso a tu familia? —preguntó con curiosidad.
—Verás, princesa. Los grandes son los líderes de las manadas, si es que a un grupo de pájaros se les puede llamar así. Ellos sólo aceptan que la sangre más noble monte en sus lomos.
—Entonces ¿eres de la familia real? —se sorprendió Kati.
—Exacto. No es de extrañar, teniendo en cuenta que mi abuelo y mi tío abuelo son los líderes de la vanguardia de exploradores ¿No crees? No pensarías que te llamaba princesa sólo para hacerte de rabiar, ¿verdad?
Kati se echó a reír y preguntó:
—¿Alguna cosa más que necesite saber?
Besando suavemente la parte descubierta de la cara de su amada, Ares respondió:
—Bien, mi madre debió haber sido la heredera al trono, pero perdió su derecho cuando se unió a mi padre.
—Eso es injusto.
—No tanto. ¿Qué sentido tendría que nuestro pueblo hubiera tenido un rey que no sólo no era de nuestra raza sino que ni siquiera conocía nuestras costumbres? Aun así, mi padre acabó siendo aceptado y le adoptaron como uno más del pueblo élfico, por lo que nací con todos los derechos y deberes de mi gente.
—¿Y quién gobierna entonces?
—Mi abuelo, Asdeen, decidió que se había cansado del trono poco después de venir a este mundo e intentó ceder a Diodec el mismo, pero finalmente, tras un mes de reinado de Diodec, decidieron entre los dos que lo mejor para los elfos era dar paso a las nuevas generaciones, teniendo en cuenta que los elfos jóvenes somos más adaptables y se había producido un gran cambio en nuestras vidas. Así que fue mi tío mayor el encargado de cargar con esa responsabilidad.
—¿Tienes más de un tío?
—Sí, princesa, somos una familia numerosa —se carcajeó Ares —. Contrariamente a las leyendas de los humanos, tenemos mucha descendencia, pero como somos tan afines a la magia y podemos conseguir cambiar nuestro aspecto sin demasiado esfuerzo, no nos parecemos en nada y la gente del exterior deduce automáticamente que no tenemos muchos hijos. Tengo dos tíos y cuatro tías, unos doce sobrinos y bastantes tíos-abuelos por parte de madre.
—¿Y por parte de padre?
—Tengo una sobrina-nieta. El resto de familiares están muertos, incluídos mis padres —suspiró con melancolía.
—¿Y tú puedes hacer magia? —inquirió Kati cambiando de tema.
—No soy muy diestro con ello, así que he hecho lo posible por no aprender más que lo básico. Prefiero fiarme de mis músculos antes que de mis poderes innatos. Por eso tengo tantos ciberimplantes… gracias a los cuales nos conocimos.
—Tuviste suerte, siempre fui una pésima enfermera…
—Lo sé, princesa. Leí tu informe. Digamos simplemente que fue el destino –nada más decir esto, el grifo lanzó un inmenso graznido que fue coreado por el resto antes de iniciar el descenso —. Parece que vamos a aterrizar. Ya hemos llegado.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 1

Kati despertó cuando la mañana ya estaba bastante avanzada y, tras cubrirse con las sábanas, ruborizándose al recordar lo que había pasado la noche anterior, se dedicó a observar dormir al semielfo, que no tardó en abrir los ojos.
—Buenos días, preciosa –ronroneó el incursor con una sonrisa pícara y el pelo revuelto, rodando por la cama hasta abrazarla. Kati se sonrojó aun más, pero se acomodó entre sus brazos y le sonrió. — ¿En qué piensas?
— Estaba pensando que todavía no me has dicho tu nombre –dijo Kati. Ares alzó una ceja divertido y Kati añadió –El de verdad.
—Así que Tabide se fue de la lengua ¿eh?
—Bueno, sí, algo comentó la primera vez que nos encontramos… Pero es que, pensándolo en frío, no puedes llamarte como los antiguos dioses griegos, teniendo en cuenta que no naciste en este mundo y que tus padres no podían saberlo.
—Nuestra gente no elige los nombres por capricho, princesa. Ni siquiera lo hacen los padres, sino una sacerdotisa en estado de trance.
—Bueno, pero Ares no es tu verdadero nombre ¿verdad?
Ares la provocó un poco más y finalmente dijo:
—Entre los elfos me llaman Eledil. Entre los humanos, Kasdros.
—¿Y qué significan?
—Eledil significa “luz de luna” y Kasdros “el que danza entre los árboles”. “Luz de luna que danza entre los árboles” no es un nombre que inspire mucho respeto entre los enemigos, así que prefiero simplemente Ares.
—De acuerdo. Era sólo por curiosidad.
—Me encanta tu curiosidad –dijo el semielfo con una mirada que no dejaba dudas sobre sus intenciones. Justo en ese momento, un golpe en la puerta le hizo fruncir el ceño —. En serio, princesa. ¿No tienes la sensación de que siempre nos interrumpen en el momento más inoportuno? —Un nuevo golpe en la puerta hizo que pusiera los ojos en blanco y cara de resignación —. Será mejor que te vistas… ¡YA VA! –gritó a la puerta cerrada. En el momento en el que Kati estuvo presentable,  Ares abrió la puerta y se encontró cara a cara con Diodec.
—Siento interrumpir tu mañana, pero hemos estado hablando sobre lo que sabéis de Kati y tenemos una idea. Cuanto antes nos pongamos en marcha, mejor.
—¿Qué habéis pensado? –preguntó el semielfo, con Kati escuchando atentamente a su espalda.
—¿A que no se te había ocurrido la posibilidad de pedir ayuda a los bárbaros?
***
—No se si me termina de gustar la idea —refunfuñó Roca —. Los bárbaros y los enanos nunca nos hemos llevado bien.
—Venga ya, Roca. Tú y yo siempre nos hemos llevado bien.
—Pero tú eres medio bárbara, muchacha. Y además eres una debilucha. Los bárbaros de verdad son dos veces un enano y no por ello tienen poca agilidad.
—Es la primera vez que oigo decir a un enano que su estatura es un impedimento —se carcajeó Sombra desde un rincón.
— ¡Pero serás! ¡Nuestra estatura es perfecta, elfo espigado y enclenque! ¡Sois el resto de las razas los que estáis desproporcionados! ¿Qué necesidad hay de ser tan altos? Los bárbaros tienen aspecto de enanos pero en grande, y eso es lo que les hace peligrosos en el cuerpo a cuerpo.
—Por suerte para ti, mi temeroso paticorto, no vamos a acudir a ellos para pelear sino para parlamentar.
—¿Temeroso yo? ¡Valiente temerario! ¡Te vas a enterar de lo que es bueno! –amenazó el enano, lanzándose con los puños en alto a por el elfo, que le esquivó con agilidad y salió corriendo hasta situarse detrás de Ares y Kati, que acababan de entrar en la sala. El incursor ignoró la riña, como hacía siempre que el mecánico y el nigromante entraban en una trifulca absurda, y se dirigió a Asdeen.
—¿Cuándo nos vamos?

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Vota ya por la portada que más te guste!

Aquí tenéis las portadas, numeradas y en orden aleatorio (elegido por random), que he recibido para Incursores de la noche. Ya sabeis que tenéis que votar dos: una que recibirá dos puntos, que es la que más os guste, y otra que recibirá uno, la segunda que más os guste. Para votar, dejad un comentario, no se admiten anónimos.

Portada nº1
Portada nº 2
Portada nº3
PD: Es hasta el día 28 de septiembre

Votos recibidos: 
Portada 1: +1 +1 +2 +2 +1 +2 +2 +1 +1 +2
Portada 2: +2 +2 +2 +2 +1 +2 +1 +2 +1 +2 +2 +2 +1
Portada 3: +1 +1 +1